Y ya estamos en el 2014, visto y no visto. No me suele gustar el primer día de año, en mi casa solía ser un día en que por A o por B todos acabábamos enfadados, me imagino que la resaca, las pocas horas de sueño y el estómago a reventar, contribuían de alguna forma a que no estuviéramos del mejor de los humores.
Pero tal y como os decía ayer, mi propósito para este año es ser FELIZ, así que empezaré por sonreír, aunque tenga la cabeza como un bombo y ahora mismo lo único que me apetezca es poner un esparadrapo en la boca a mis hijos para que dejen de chillar, y sumergirme de nuevo entre la blancura de mi edredón. Al más puro estilo "tip del día" del Club de Malas Madres.
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